domingo, abril 22, 2007

Marchamos
Parte III y final... (porfin)

Confirmo la información, estaba en lo correcto, el viejo bastardo!!. Mi corazón vuelve a latir. Escribo la dirección en mi cuaderno y vuelvo a correr.

Atravieso con agilidad el rió de autos que se interponía. Sigo moviendo hasta quedar nuevamente bajo la gran estructura color cobre que componía al edificio. Busco la numeración del edificio, la encuentro, para mi sorpresa no calzaba con el que salía en el correo, empiezo a trotar y a darle la vuelta al edificio cuando mis ojos se topan con la maldita realidad de que el complejo esta formado por 4 torres de numeraciones distintas. Alegría, aun existe la posibilidad de hallar lo que busco y que finalmente encuentro.
Entro a la estructura con aire triunfante, veía claramente los números que buscaba. Respiro hondo y empiezo a relajarme. Mis asmáticos pulmones me recuerdan mi mal estado físico. Escucho cada partícula de aire recorrer mis obstruidos bronquiolos. Trato de recuperarme. Mi pecho arde, me duele, pero de todos modos le exijo que funcione.
Camino lentamente por el edificio, queda una hora para que parta la película y aún no veo el glamour con el que esperaba encontrarme, de hecho, pareciese que aquí no sucedería nada. Me muevo pensando en tantas cosas, aun con el temor de haberme equivocado de día o que el correo estuviese mal, estoy cansado y el fracasar seria un golpe bajo para mi moral. De repente entre mi caminar y mi pensar escucho una voz femenina que me saca de mi cavilación. Levanto la vista y me encuentro con una muchacha que no calza con el mundo que nos rodea, era como un pequeño error en la matrix.
-Hola! ¿vienes a ver 300?.- Si Dios existe, esta es una prueba de su existencia. Esas palabras me relajaron por fin del todo. Mi corazón dejo de estar tan agitado y mi mente se despejo casi por completo. Suspiro, y en el soplido se va mi ultima cuota de tensión.
- Si, a eso vengo. Digo con calma sin importarme demostrar que me alegraba saber que había alguien mas en lo mismo que yo… Agradecí al cielo tener una polera que dijese Sin City.
Nos sentamos en una pileta afuera del hotel. Siento mis pies palpitar de tanto caminar, es la primera vez que me siento después de haber almorzado. Por otro lado empiezo a incomodarme por la presencia de la chica a mi lado, tenia el creciente sentido del deber de conversarle, pero no sabia de que y bueno, tampoco quería mucho hablar. Pero resulto que ella inicio la conversa, lo cual fue un alivio para mí. Es gracioso, pereciese que ella también siente lo mismo que yo con la diferencia que creo que el silencio le molesta mas que a mí. La primera instancia de conversación empezó a parecerse un interrogatorio pues no suelo devolver preguntas. Pero de apoco el tiempo empezó a llevarse mis trabas morales e intentar una conversación civilizada. La palabras pasan y los mensajes terminaron desembocando en un pequeño mundo pues yo sin saberlo soy amigo de su amiga lo cual hizo todo mas fácil después, de todos modos mis manos no dejan de sudar…
El reloj no se detiene y brutamente nos vemos en la obligación de entrar, era la hora del show. Tomamos el asensor junto con otro muchacho que se nos une en el corto trayecto. Nos bajamos en piso 14, oficina 10. Ahí había una pequeña puerta, a su lado el signo corporativo de la “Warner Bros” . El joven toca la puerta y sale una señora regordeta que nos dice que el pre-estreno era al lado. Nos volteamos y vemos en la pared alfombrada lo que parece un umbral. De ahí aparece un tipo bajito y gordito, parecido a Jack Black con un papel en la mano con lo que parece ser una lista. Nos pide los nombres, solo los nombres y nos deja pasar. En aquellos momentos estaba estupefacto, no pensé que esto seria tan simple… y al lote.
Entramos a una sala pequeñita donde habían 23 butacas y una pantalla de cine que también era chica… La verdad no podía creer que en ese pequeño telón pudiesen meter la historia de aquellos 300 espartanos, ya no me sentía tan afortunado de haber sido el ganador y de ver tal epopeya una semana antes que el resto de mundo en tales condiciones.
Me muevo de un lado a otro buscando un maldito puesto donde no me taparan, el karma de mi porte volvía y me empiezo a desesperar. Necesito un buen lugar para esta película… no quiero perderme de nada.
Por fin un buen puesto donde ningún pelado deformemente alto me tape la vista. La sala en poco tiempo se llena. Mi corazón vuelve a agitarse cuando las luces se apagan y sale el logo de la Warner entre las nubes reflejadas en el telon…

Las imágenes golpean mis ojos, la emoción me hace apretar los puños, las batallas me impulsan a ponerme de pie y gritar por cada lanzazo sangriento que daban aquellos espartanos, pero me contengo… La sangre llena la pantalla, los gritos se remecen en mi pecho dándome las mortales ganas de unirme a Leonidas y matar a esos persas deformes. Una gama de emociones revientan en mi cabeza: la de ver tales batallas primero que nadie, el triunfo de haber llegando por fin a esta humilde sala… El por fin haber triunfado.

La película termina, fue simplemente genial, mi corazón late con fuerza, mis manos transpiran. Una alegría inmensa me consume por dentro. Una sed de satisfacción incomparable además de aquellas ganas imparables de salir del cine entrar en un bar y pegarle a medio mundo, de jugar un partido de rugby y desaparecer entre la carne enemiga, de caer al suelo y volver a levantarse todo sangrante y mal herido.
Era hora de regresar a casa, de tomar el metro y volver. Pero es el destino de este raro día hace que termine mucho mejor. Aquella chica que conocí, teniendo en cuenta las distancias en la que nos encontramos, vive relativamente cerca de mi casa por lo que amablemente se ofrece a llevarme, oferta que obviamente rechace… En un comienzo.
Llego a mi casa, me despido de la familia de esta joven, entro a mi hogar a mi mundo y caigo rendido en el sofá… Fue un gran pre-estreno.

Fin.




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El final es como el loly, pero igual me saque un 6.5!!

miércoles, abril 11, 2007




La manzana bendita. (capitulo II)
Para algunos fue la perdicion... Para mi la salvacion.


...Me perdí. El edificio desapareció entre otros edificios, estoy nuevamente en escuela militar mirando cual es el recorrido de la micro, la c11 que pasa por Américo Vespucio y que llega directo al mall ese. Miro la hora con frecuencia. Curiosamente el tiempo parece haberse estancado, son las 4.40. Aun estoy a buen tiempo, pero de todos modos sigo intranquilo.
Por fin descifro el mapa y me pongo a caminar nuevamente por autopista haciendo el mismo recorrido de la micro, pero a pie. Si, a la antigua. Como los viejos espartanos. Siento un fuego en mi pecho de orgullo de solo pensar en todo lo que he caminado y no haberme dejado vencer, esto se ponía cada vez mejor, entre mas cerca de la hora estoy, mas excitado me pongo. Tengo una sonrisa que no puedo despegar de mi cara. Demasiado feliz de saber que estaba en el camino correcto y de que tengo todas las variables bajo control.
Ya son las cerca de las cinco, no recuerdo bien la hora. Miro al Hyatt con soberbia, como al enemigo que fue vencido. Lo encontré- me digo a mi mismo.-te encontré!- Es la confirmación de que mis pasos me llevan por buen camino. Sigo caminando. Ya a lo lejos se ve mi objetivo final, el hotel Marriot.

Estoy cansado, mis pies me duelen. No importa, no puedo detenerme a descansar, el tiempo no para y no debo darle ventaja.
Llego al parque Arauco, en un comienzo me relajaría aquí, pero una serie de dudas me obligan a seguir en movimiento. Debo aprovechar mi inercia.
Mi modo de operar seria claro. Aun tengo tiempo. Lo primero será ir y confirmar el lugar, es decir ver donde tengo que estar a que hora y todo eso pues en el fondo de mi se creaba una duda que remecía los cimientos de mi cordura. Luego de todo ese trámite iría al mall, buscaría un asiento y me relajaría.
Un festival de autos me recibe. Me siento incomodo, pero eso no detiene. Sigo avanzando hasta la entrada. Veo a la gente vestidas de ternos, todas muy serias y elegantes. No dudo que en cualquier momento llegue un guardia y me eche. Claro, soy un joven pelucón con polera y blujeans que llega y entra a uno de los hoteles más caro del país como pedro por su casa. Me daba igual.
Entro, los pisos lustrosos reflejan mi insegura imagen. Todo esta asépticamente limpio. Todo brilla, desde el suelo hasta las paredes. Los muebles recubiertos de algún material dorado, absolutamente todo cromado. Si, en aquel momento desee que hubiese un amigo conmigo, esta completamente solo en un mundo al cual no pertenecía. La gente me mira como a un bicho raro y claro, yo también me sentía igual.
Busco algún afiche que indique algo de la película, una leve señal que me dijese que estaba en el lugar correcto… Nada!.
Me dirijo con timidez a la recepción, en ella se encuentra un viejo con cara de cuico y amante de las buenas costumbres, tipo anciano camote y desagradable. Trago un poco de saliva. El tipo me viene siguiendo con la mirada desde que entre.
-Buenas tardes.- Le saludo tratando de sonar lo mas cortes posible.
-Buenas tardes.- Responde él con una voz grave.
-Disculpe, es aquí el preestreno de una película?
Al escuchar estas palabras el tipo levanta la vista y me mira con unos ojos que cruzan la carne y desgarran el alma. Seguido de una frase que me congelo entero…
-No señor. Aquí no hay cines.
No se por que no me parecía tan ilógica la situación. Estaba a menos de una hora y media de que partiera la película y no sabia donde era ni por que estaba aquí, tan lejos de casa.

Corro, necesito un ciber urgente, volver a chequear la dirección en mi correo. Aun estaba a tiempo de tomar una micro y volar donde fuese que era el cine que por alguna extraña razón confundí con el hotel. Me sentía un completo imbecil, tantas razones por la cual odiarme y no sabía por cual decidirme. Entre ellas era mi condición de iluso de encontrar un ciber en un mall… jamás he visto uno. De todos modos corro, quizás una pequeña sustancia de esperanza se movía entre mi cerebro y mis pies. Mis ojos buscan desesperados algún indicio de Internet abierto al publico y es una manzana mordida la que me salva de la desesperación total. La tienda se llama I- Mac y abajo del gran logo se podía leer: Mac on line. Vuelvo a correr, esta vez con una dirección clara.
Entro, busco algún vendedor y le solicito por favor que me preste un Mac para revisar mi correo, milagrosamente el tipo acepta… Y gratis!!!!

Continuara...

lunes, abril 02, 2007

La travesia
Si verla era un premio... creo que la mersco.
(capitulo I)


Era el día que por tanto tiempo espere. Me levanto de un salto, me visto y al hacerlo me detengo… Me dirigía a un lugar completamente desconocido para mí y necesito algo que le dijese al resto del mundo que iba al cine. Busco entre mi desordenada ropa mi polera de Sin City, la encuentro y me relajo…


La mañana ya pasó. Mi mente no se despega de la película. Pienso en la micro que debo tomar, a la hora que debo llegar… la hora… La maldita hora!!. Mi corazón se comprime contra mi pecho. Un frío atrapa mi espina… No ando con celular ni con reloj, estoy a la deriva temporal, arriesgando el llegar atrasado a mi única oportunidad de presenciar un pre-estreno, el solo hecho de pensar en tal situación me revuelve las viseras de mi estomago. Temores ridículos invaden mi mente.-Puedo preguntarle a alguien-. Si, creo que es posible, pero el solo hecho de pensar que dependería de otras personas para cumplir el propósito final de este día hacia temblar mis cañuelas, sudar sobre mi frente. Guardaba en lo profundo de mi ser el extraño temor de que de repente no háyase a nadie con reloj… Si, era un naufrago temporal. Debía conseguir un reloj urgente… Y después almorzar.
Camino raudo desde escuela militar hasta el Apumanque con una cabeza inundada de aterradora ideas, haciendo cuentas varias para tratar de hace calzar el presupuesto que traía con este nuevo gasto que cada segundo se me hacia mas imprescindible… El sol, mi único referente temporal se movía demasiado rápido para mi gusto.
Llego al centro comercial, me dirijo a las tiendas de baratijas… todo a 1000 y esas cosas, productos chinos que salvarían mi vida, en alguno de estos debe estar el reloj que busco, uno de plástico, desechable y barato, no me importa ni siquiera que tenga la cara de Mini Mouse o algún motivo infantil afeminado… Solo necesito la hora.
Nada!... no se cuanto tiempo llevo dando me vueltas por este maldito antro de corrupción capitalista, no encuentro absolutamente nada de menos de 5000. Me desespero. El tiempo siento como transcurre a mis espalda burlándose de mi a cada momento, no tenia con que controlarlo.
Cuanto?!... Bueno, era mi mejor oferta. Lo único de menos de cuatro mil pesos en el lugar. No tenia nada más y no podía seguir confiando en mi suerte. Lo pago, siento como la mujer se burla de mí en el momento en que le pasaba la plata y ella me entregaba el diminuto reloj con forma de pelota. Siento mi cara de imbecil, siento la estafa a flor de piel… pero no tengo otra cosa más que hacer.
Salgo de la tienda, el reloj ya esta sincronizado, respiro hondo. Ahora podía comer tranquilo, son diez para las cuatro y la película empieza a las seis y media. El tiempo por fin esta a mi favor.

Vuelvo a caminar, son las 4.15 de la tarde y debo empezar ya a moverme, estoy dispuesto a ir caminado hasta el parque Arauco pues mi última inversión me ha dejado una herida que arde cada vez que pienso en el dinero. Camino, es un largo viaje por delante pero también una buena oportunidad para pensar y reflexionar… Adoro andar solo, es uno de los momentos en que mi imaginación esta mas encendida y son momentos en el que el pensar no se ve interrumpido. Si, disfruto de la soledad.
Mi camino por recorre lo he dividido, lo primero será llegar al Hyatt. Punto de referencia claro. Lo veo desde Apoquindo, no puedo perderme…

Me perdí...

Continuara.
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Esta historia es un hecho veridico y la escribi para una tarea de la U la cuál subo por que no he tenido novedades creativas.