martes, agosto 04, 2009

Antes del Amanecer:

Hace frío, mucho frío... El cielo es una masa oscura adornada con tímidos luceros que marcan el paso de los eones sobre nuestras cabezas. El vaho sale de su boca como un espectro y se alza hacia arriba hasta perderse de vista. La luna ya se escondió, fiel amante de todo hombre, compresiva madre... Esa noche la luna ya no estaba.
Carece de fogata, es el, el cielo y sus estrellas... Ni los animales nocturnos hacen acto de presencia, la noche es silenciosa como una tumba. sus ojos vuelan hacia las galaxias que se mueven lentas mientras danzan con el tiempo imperecedero.
Solo en la inmensidad de la noche, solo y desamparado ante un mar de estrellas. Solo, el y su alma. La noche es sacra, incluso el respirar le parece una blasfemia para aquel templo del silencio, sus movimientos son casi imperceptibles, su cabeza en el suelo húmedo guían sus ojos al infinito... Sonríe, espontáneamente nace una sonrisa en su rostro, una sonrisa sincera, sus ojos le brillan y su corazón salta con emoción tras su pecho... Siente ganas de reir pero no quiere perturbar el silencio. El cielo revienta en una lluvia de colores que se mueven a rítmico compás, un arco iris nocturno ilumina la fría noche. La emoción lo hace ponerse de pie y tratar de tocar los misteriosos destellos que cruzan el firmamento. Una fría brisa le mueve los pocos cabellos sobre su cabeza, sus ojos brillan como los de un niño.
El espectáculo continua pero sus piernas ya no soportan su cuerpo, se sienta lentamente en el suelo y luego se recuesta. Su mirada no se aleja ni por un segundo del cielo. Su sonrisa es sincera.
El cielo empieza a cambiar de color, las luces desaparecen junto con el resplandor de las estrellas. El sol emerge detrás de las nevadas montañas.
A sus 61 años, El se duerme para siempre con escarcha en sus ojos y una sonrisa en su rostro.