Marchamos
Parte III y final... (porfin)
Confirmo la información, estaba en lo correcto, el viejo bastardo!!. Mi corazón vuelve a latir. Escribo la dirección en mi cuaderno y vuelvo a correr.
Atravieso con agilidad el rió de autos que se interponía. Sigo moviendo hasta quedar nuevamente bajo la gran estructura color cobre que componía al edificio. Busco la numeración del edificio, la encuentro, para mi sorpresa no calzaba con el que salía en el correo, empiezo a trotar y a darle la vuelta al edificio cuando mis ojos se topan con la maldita realidad de que el complejo esta formado por 4 torres de numeraciones distintas. Alegría, aun existe la posibilidad de hallar lo que busco y que finalmente encuentro.
Entro a la estructura con aire triunfante, veía claramente los números que buscaba. Respiro hondo y empiezo a relajarme. Mis asmáticos pulmones me recuerdan mi mal estado físico. Escucho cada partícula de aire recorrer mis obstruidos bronquiolos. Trato de recuperarme. Mi pecho arde, me duele, pero de todos modos le exijo que funcione.
Camino lentamente por el edificio, queda una hora para que parta la película y aún no veo el glamour con el que esperaba encontrarme, de hecho, pareciese que aquí no sucedería nada. Me muevo pensando en tantas cosas, aun con el temor de haberme equivocado de día o que el correo estuviese mal, estoy cansado y el fracasar seria un golpe bajo para mi moral. De repente entre mi caminar y mi pensar escucho una voz femenina que me saca de mi cavilación. Levanto la vista y me encuentro con una muchacha que no calza con el mundo que nos rodea, era como un pequeño error en la matrix.
-Hola! ¿vienes a ver 300?.- Si Dios existe, esta es una prueba de su existencia. Esas palabras me relajaron por fin del todo. Mi corazón dejo de estar tan agitado y mi mente se despejo casi por completo. Suspiro, y en el soplido se va mi ultima cuota de tensión.
- Si, a eso vengo. Digo con calma sin importarme demostrar que me alegraba saber que había alguien mas en lo mismo que yo… Agradecí al cielo tener una polera que dijese Sin City.
Nos sentamos en una pileta afuera del hotel. Siento mis pies palpitar de tanto caminar, es la primera vez que me siento después de haber almorzado. Por otro lado empiezo a incomodarme por la presencia de la chica a mi lado, tenia el creciente sentido del deber de conversarle, pero no sabia de que y bueno, tampoco quería mucho hablar. Pero resulto que ella inicio la conversa, lo cual fue un alivio para mí. Es gracioso, pereciese que ella también siente lo mismo que yo con la diferencia que creo que el silencio le molesta mas que a mí. La primera instancia de conversación empezó a parecerse un interrogatorio pues no suelo devolver preguntas. Pero de apoco el tiempo empezó a llevarse mis trabas morales e intentar una conversación civilizada. La palabras pasan y los mensajes terminaron desembocando en un pequeño mundo pues yo sin saberlo soy amigo de su amiga lo cual hizo todo mas fácil después, de todos modos mis manos no dejan de sudar…
El reloj no se detiene y brutamente nos vemos en la obligación de entrar, era la hora del show. Tomamos el asensor junto con otro muchacho que se nos une en el corto trayecto. Nos bajamos en piso 14, oficina 10. Ahí había una pequeña puerta, a su lado el signo corporativo de la “Warner Bros” . El joven toca la puerta y sale una señora regordeta que nos dice que el pre-estreno era al lado. Nos volteamos y vemos en la pared alfombrada lo que parece un umbral. De ahí aparece un tipo bajito y gordito, parecido a Jack Black con un papel en la mano con lo que parece ser una lista. Nos pide los nombres, solo los nombres y nos deja pasar. En aquellos momentos estaba estupefacto, no pensé que esto seria tan simple… y al lote.
Entramos a una sala pequeñita donde habían 23 butacas y una pantalla de cine que también era chica… La verdad no podía creer que en ese pequeño telón pudiesen meter la historia de aquellos 300 espartanos, ya no me sentía tan afortunado de haber sido el ganador y de ver tal epopeya una semana antes que el resto de mundo en tales condiciones.
Me muevo de un lado a otro buscando un maldito puesto donde no me taparan, el karma de mi porte volvía y me empiezo a desesperar. Necesito un buen lugar para esta película… no quiero perderme de nada.
Por fin un buen puesto donde ningún pelado deformemente alto me tape la vista. La sala en poco tiempo se llena. Mi corazón vuelve a agitarse cuando las luces se apagan y sale el logo de la Warner entre las nubes reflejadas en el telon…
Las imágenes golpean mis ojos, la emoción me hace apretar los puños, las batallas me impulsan a ponerme de pie y gritar por cada lanzazo sangriento que daban aquellos espartanos, pero me contengo… La sangre llena la pantalla, los gritos se remecen en mi pecho dándome las mortales ganas de unirme a Leonidas y matar a esos persas deformes. Una gama de emociones revientan en mi cabeza: la de ver tales batallas primero que nadie, el triunfo de haber llegando por fin a esta humilde sala… El por fin haber triunfado.
La película termina, fue simplemente genial, mi corazón late con fuerza, mis manos transpiran. Una alegría inmensa me consume por dentro. Una sed de satisfacción incomparable además de aquellas ganas imparables de salir del cine entrar en un bar y pegarle a medio mundo, de jugar un partido de rugby y desaparecer entre la carne enemiga, de caer al suelo y volver a levantarse todo sangrante y mal herido.
Era hora de regresar a casa, de tomar el metro y volver. Pero es el destino de este raro día hace que termine mucho mejor. Aquella chica que conocí, teniendo en cuenta las distancias en la que nos encontramos, vive relativamente cerca de mi casa por lo que amablemente se ofrece a llevarme, oferta que obviamente rechace… En un comienzo.
Llego a mi casa, me despido de la familia de esta joven, entro a mi hogar a mi mundo y caigo rendido en el sofá… Fue un gran pre-estreno.
Fin.
Atravieso con agilidad el rió de autos que se interponía. Sigo moviendo hasta quedar nuevamente bajo la gran estructura color cobre que componía al edificio. Busco la numeración del edificio, la encuentro, para mi sorpresa no calzaba con el que salía en el correo, empiezo a trotar y a darle la vuelta al edificio cuando mis ojos se topan con la maldita realidad de que el complejo esta formado por 4 torres de numeraciones distintas. Alegría, aun existe la posibilidad de hallar lo que busco y que finalmente encuentro.
Entro a la estructura con aire triunfante, veía claramente los números que buscaba. Respiro hondo y empiezo a relajarme. Mis asmáticos pulmones me recuerdan mi mal estado físico. Escucho cada partícula de aire recorrer mis obstruidos bronquiolos. Trato de recuperarme. Mi pecho arde, me duele, pero de todos modos le exijo que funcione.
Camino lentamente por el edificio, queda una hora para que parta la película y aún no veo el glamour con el que esperaba encontrarme, de hecho, pareciese que aquí no sucedería nada. Me muevo pensando en tantas cosas, aun con el temor de haberme equivocado de día o que el correo estuviese mal, estoy cansado y el fracasar seria un golpe bajo para mi moral. De repente entre mi caminar y mi pensar escucho una voz femenina que me saca de mi cavilación. Levanto la vista y me encuentro con una muchacha que no calza con el mundo que nos rodea, era como un pequeño error en la matrix.
-Hola! ¿vienes a ver 300?.- Si Dios existe, esta es una prueba de su existencia. Esas palabras me relajaron por fin del todo. Mi corazón dejo de estar tan agitado y mi mente se despejo casi por completo. Suspiro, y en el soplido se va mi ultima cuota de tensión.
- Si, a eso vengo. Digo con calma sin importarme demostrar que me alegraba saber que había alguien mas en lo mismo que yo… Agradecí al cielo tener una polera que dijese Sin City.
Nos sentamos en una pileta afuera del hotel. Siento mis pies palpitar de tanto caminar, es la primera vez que me siento después de haber almorzado. Por otro lado empiezo a incomodarme por la presencia de la chica a mi lado, tenia el creciente sentido del deber de conversarle, pero no sabia de que y bueno, tampoco quería mucho hablar. Pero resulto que ella inicio la conversa, lo cual fue un alivio para mí. Es gracioso, pereciese que ella también siente lo mismo que yo con la diferencia que creo que el silencio le molesta mas que a mí. La primera instancia de conversación empezó a parecerse un interrogatorio pues no suelo devolver preguntas. Pero de apoco el tiempo empezó a llevarse mis trabas morales e intentar una conversación civilizada. La palabras pasan y los mensajes terminaron desembocando en un pequeño mundo pues yo sin saberlo soy amigo de su amiga lo cual hizo todo mas fácil después, de todos modos mis manos no dejan de sudar…
El reloj no se detiene y brutamente nos vemos en la obligación de entrar, era la hora del show. Tomamos el asensor junto con otro muchacho que se nos une en el corto trayecto. Nos bajamos en piso 14, oficina 10. Ahí había una pequeña puerta, a su lado el signo corporativo de la “Warner Bros” . El joven toca la puerta y sale una señora regordeta que nos dice que el pre-estreno era al lado. Nos volteamos y vemos en la pared alfombrada lo que parece un umbral. De ahí aparece un tipo bajito y gordito, parecido a Jack Black con un papel en la mano con lo que parece ser una lista. Nos pide los nombres, solo los nombres y nos deja pasar. En aquellos momentos estaba estupefacto, no pensé que esto seria tan simple… y al lote.
Entramos a una sala pequeñita donde habían 23 butacas y una pantalla de cine que también era chica… La verdad no podía creer que en ese pequeño telón pudiesen meter la historia de aquellos 300 espartanos, ya no me sentía tan afortunado de haber sido el ganador y de ver tal epopeya una semana antes que el resto de mundo en tales condiciones.
Me muevo de un lado a otro buscando un maldito puesto donde no me taparan, el karma de mi porte volvía y me empiezo a desesperar. Necesito un buen lugar para esta película… no quiero perderme de nada.
Por fin un buen puesto donde ningún pelado deformemente alto me tape la vista. La sala en poco tiempo se llena. Mi corazón vuelve a agitarse cuando las luces se apagan y sale el logo de la Warner entre las nubes reflejadas en el telon…
Las imágenes golpean mis ojos, la emoción me hace apretar los puños, las batallas me impulsan a ponerme de pie y gritar por cada lanzazo sangriento que daban aquellos espartanos, pero me contengo… La sangre llena la pantalla, los gritos se remecen en mi pecho dándome las mortales ganas de unirme a Leonidas y matar a esos persas deformes. Una gama de emociones revientan en mi cabeza: la de ver tales batallas primero que nadie, el triunfo de haber llegando por fin a esta humilde sala… El por fin haber triunfado.
La película termina, fue simplemente genial, mi corazón late con fuerza, mis manos transpiran. Una alegría inmensa me consume por dentro. Una sed de satisfacción incomparable además de aquellas ganas imparables de salir del cine entrar en un bar y pegarle a medio mundo, de jugar un partido de rugby y desaparecer entre la carne enemiga, de caer al suelo y volver a levantarse todo sangrante y mal herido.
Era hora de regresar a casa, de tomar el metro y volver. Pero es el destino de este raro día hace que termine mucho mejor. Aquella chica que conocí, teniendo en cuenta las distancias en la que nos encontramos, vive relativamente cerca de mi casa por lo que amablemente se ofrece a llevarme, oferta que obviamente rechace… En un comienzo.
Llego a mi casa, me despido de la familia de esta joven, entro a mi hogar a mi mundo y caigo rendido en el sofá… Fue un gran pre-estreno.
Fin.
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El final es como el loly, pero igual me saque un 6.5!!